Germán Boero, director de la Escuela Superior de Sanidad “Dr. Ramón Carrillo” reflexiona sobre la Autonomía de las personas mayores como derecho y como capacidad, hoy en tensión con los planteos de cuidados por su vulnerabilidad.
Uno de los desafíos de esta década es desarrollar una Política de Estado en Promoción de Salud Intersectorial y participativa, destinada a lograr estilos de vida y ambientes saludables, motivando un compromiso activo de la sociedad con su salud y calidad de vida. Para ello es menester desarrollar un modelo de política pública que beneficie a todos los ciudadanos sin distinción.
Las Personas Mayores son sujetos de derechos de ciudadanía que se encuentran en una situación de transición entre los parámetros de inclusión del Estado social -trabajo que los habilita a protecciones en el presente-, y los nuevos parámetros socio culturales que reclaman nuevas esferas de derechos a fin de lograr el reconocimiento de sus particularidades.
En esta época de pandemia, la tensión de la autonomía de las personas mayores como derecho y como capacidad, se encuentran enfrentadas con los planteos de cuidados por su vulnerabilidad.
Las respuestas articuladas entre el Estado y la comunidad deben respetar y fortalecer su Autonomía y para su diseño debe tenerse clara la caracterización socioeconómica y necesidades de este grupo etario.
La persona mayor es un sujeto de derecho, ello nos motiva el compromiso de co-construir ciudadanía, participación y calidad de vida con ellos, potenciando y facilitando el encuentro intergeneracional.
Se pretende con este abordaje, poder proponer líneas de base de intervenciones para aquellos que tienen la responsabilidad de orientar en hábitos saludables a las personas mayores. Se presenta entonces la discusión entre cuidados y apoyos, autonomía- responsabilidad cívica y aislamiento, institucionalización y cuidados, entre otras cuestiones a debatir.
Este grupo poblacional, se encuentra en situaciones diversas en Argentina, pero en su gran mayoría habita en el hogar y/o en Residencias y otros centros de Servicios de salud. Cabe destacar la importancia que tienen hoy las organizaciones sociales y gubernamentales en los servicios de apoyo a las personas mayores que habitan en sus hogares principalmente aquellas mayores de 75 años y que viven solas.-
La presencia y fortalecimiento de las redes secundarias y terciarias de las personas mayores cumplen hoy un rol imponderable y la gestión de los servicios que se propongan desde las esferas gubernamentales o de los financiadores del sistema de salud debe tener en cuenta su participación, esto impactará en la salud psicológica de las personas mayores y en la calidad de la prestación de los servicios.
Es por su vulnerabilidad y características de habitabilidad tanto en su hogar como en residencias gerontológicas y/o Geriátricas, que numerosas asociaciones y organizaciones que trabajan para el sector han elaborado propuestas que se estudiaron y adaptaron a las particularidades de nuestro País y se detallan a continuación:
Personas Mayores que habitan en sus domicilios
1. La información es una de las herramientas estratégicas que contamos en esta pandemia tanto para las personas mayores como para los familiares o cuidadores formales, a fin de orientar, prevenir y resolver situaciones no deseadas. Manteniendo informada a la persona mayor y tener una conducta de escucha permanente a sus necesidades – dudas o incertidumbres. Se debe evitar la sobreinformación de los medios de comunicación, dosificándola.
2. Limitar el acceso de personas a los domicilios de las personas mayores, para evitar la propagación del virus.
3. Mantener contacto regular con las personas aisladas, a través del teléfono o de otros medios (videoconferencias, etc.), para dar apoyo y soporte durante la fase de aislamiento. Con ese fin, podría proveerse a las personas mayores de herramientas tecnológicas que hagan posible ese seguimiento. Recordemos que serán estos los últimos en salir del aislamiento social propuesto por el Gobierno.
4. Garantizar el adecuado suministro de alimentos y de bienes de primera necesidad (higiene, limpieza, etc.), atendiendo las posibles carencias, mediante apoyo de las redes sociales o de servicios tramadas para tal fin. Asegurar la provisión de medicamentos que requieren por prescripción médica.
5. Identificar y geo-referenciar a las personas especialmente vulnerables por vivir solas, ser mayor de 75 años etc, y acompañarlas a distancia, haciendo un seguimiento regular de su situación. Estas acciones realizadas por los organismos habilitados para tal fin y/o se diseñe la planificación de la prestación a las Personas Mayores.
6. Fomentar la colaboración voluntaria y vecinal, para dar apoyo en gestiones inaplazables, realización de compras de primera necesidad, paseo de mascotas, etc. (se resalta la importancia de trabajar articuladamente con las organizaciones sociales del territorio como por ejemplo las Vecinales, clubes, entidades religiosas, etc.)
7. Difundir las medidas de higiene y prevención, y dotar a las personas que deban asistir a las personas mayores de los medios necesarios para realizar la labor en condiciones de seguridad.
8. Prestar apoyo e información a las familias cuidadoras y a personas cuidadoras profesionales, mediante acciones de formación, apoyo psicológico, etc.
9. Comunicar e informar permanentemente sobre medidas de prevención y promoción de la salud de los Mayores.
10. Brindar como parte de la estrategia de atención acompañamiento de psicólogos dando apoyo a las Personas mayores en su salud mental.
11. Incentivar a las personas a que mantengan una rutina con horarios y actividades que sean significativas, interesantes y necesarias para ellas.
Personas Mayores que habitan en Residencias y Centros de salud
Si bien las personas mayores que se encuentran en residencias de larga estancia son particularmente vulnerables a SARS-Cov 2 y pueden infectarse, existen una serie de medidas que se pueden adoptar para reducir el riesgo y garantizar su bienestar.
1. Las residencias de mayores deben ser priorizadas por el gobierno como instituciones de actuación preferente en esta crisis.
2. Recordar que las competencias para intervenir en las residencias corresponden a los Gobiernos locales y en el caso de la provincia de Santa Fe a dos Ministerios: Salud y Desarrollo social, siguiendo no obstante, los criterios y protocolos que se establezcan por el gobierno Nacional a través del Ministerio de Salud.
3. El personal y los cuidadores deben estar preparados, equipados e informados para protegerse a sí mismos y a los que están bajo su cuidado
4. Aplicar un protocolo riguroso de acción a todas las residencias públicas y privadas
5. Limitar de manera estricta la entrada de personal externo a la residencia (sólo profesionales y personal necesario).
6. Dotar a todas las trabajadores de la residencia y a los residentes de mascarillas- cubre bocas , material y recursos básicos de protección. Estar atentos a la dimensión subjetiva del trabajo para prevenir y/o intervenir tempranamente ante situaciones de estrés o agotamiento emocional del personal.
7. Hacer test en todas las residencias para distanciar del servicio a los profesionales y demás trabajadores que pudieran estar infectados y ser asintomáticos y aislar a los residentes infectados.
8. Extremar las medidas de limpieza, desinfección y aislamiento de los residentes.
9. Cubrir los puestos de los profesionales de las residencias infectados y dotar a las residencias de personal suficiente. Como es previsible que no existan profesionales formados suficientes, habrá que permitir la contratación de cuidadoras, que tan sólo tengan acreditada su experiencia profesional como cuidadoras (asistentes personales) y que sean formadas de manera rápida por los propios equipos profesionales de las residencias sobre su propio desempeño laboral.
10. Garantizar el desplazamiento diario de un médico para atender las patologías que presenten los residentes, y se les aplique los tratamientos adecuados para que salvo casos de grave necesidad, ningún residente deba ser trasladado a hospitales. Debe garantizarse la atención sanitaria en las propias residencias.
11. Allí donde las circunstancias lo aconsejen porque las residencias no reúnen los requisitos mínimos, los gobiernos locales deben de intervenir mientras dure la crisis, para que se disponga de personal cualificado y suficiente y se asegure una atención que siga con los protocolos de atención requeridos.
12. Facilitar la comunicación fluida de los residentes con sus familiares y amigos, a través de teléfono, internet, etc.-
13. Mantener contacto permanente de la Residencia, determinado quienes serán los interlocutores activos con familiares de los residentes, a fin de mantener información fluida y oportuna sobre el estado de salud y necesidades de los residentes.
14. Brindar como parte de la estrategia de atención/ servicios, acompañamiento de los equipos de salud, dando apoyo a las Personas mayores en el área de salud mental.
15. En la medida de lo posible, mantener la rutina con horarios y actividades significativas, interesantes y necesarias para las personas mayores.
Para finalizar, reafirmamos que la participación activa de las organizaciones sociales tales como vecinales, clubes, centros de jubilados, entre otras, y la articulación de los organismos públicos posibilitarán una estrategia de prestación de servicios adecuadas reduciendo los impactos que podría tener esta Pandemia sobre los Adultos mayores.
El aporte de esta publicación es solo una guía general para este momento particular de nuestra sociedad y en especial para Nuestros Mayores.
Autor: Germán A. Boero
Director Escuela Superior de Sanidad “Dr. Ramon Carrillo”
Facultad de Bioquímica y Ciencias Biológicas – UNL.